miércoles, 1 de agosto de 2012

VERDADES DE UNA AGENDA UNIVERSIDAD – EMPRESA


OPINIÓN

Dr. Abel A. Tapia Fernández
Rector de la Universidad Católica de Santa María

La vinculación de la universidad con la empresa resulta hoy en día más impostergable que nunca, por una conciencia sobre el asunto, cada vez más nítida y acuciante. A fin de conectarse, ambas, con la sociedad a la que pertenecen y se deben,  sin olvidar el escenario debidamente ordenado, orientado y conducido en lo general por el Estado, a través de las políticas que sus diversos organismos determinan en la Constitución primero y luego en las diferentes leyes.

Las condiciones de dicha agenda U-E han de ser la confianza mutua, la responsabilidad compartida, la operatividad fluida y versátil, la participación creativa y audaz; asimismo la integralidad de su enfoque, que permita incluir lo material, lo técnico y lo humano; también la diversificación, en tanto atienda las diferentes realidades, no sólo citadinas o urbanas, centralistas, así como el potencial de las grandes, medianas y pequeñas empresas, al igual que el de las universidades estatales y privadas, con o sin fines de lucro.

Los pre-requisitos deben consistir en una mejor educación desde el inicio de la vida y la escolaridad propiamente dicha, una actitud abierta, plural y contraria a la rigidez de lo establecido, ´rompiendo esquemas´, actualizando algunas de las proclamas del Mayo del 68 francés, “olvidar lo aprendido y empezar a soñar”,  y de que “las respuestas no sean meras reacciones, sino sobre todo creaciones”.
Y en cuanto a los requisitos, la agenda  U-E  tiene que partir de una filosofía, de una concepción y una mística, que ratifique efectivamente que “la unión hace la fuerza”, que no queda sino “sumar para multiplicar”. Más el mensaje de Peter H. Kolvenbach S.J., respecto a que “no basta con saber, sino que al saber hay que unir el sentir, el saber para y el saber con, el compartir, el servir”; se requiere asimismo de una teoría con conceptos y definiciones claras de una ética que garantice el ejercicio de los valores básicos alrededor de la verdad y el bien; una metodología que diseñe y guie con pertinencia, oportunidad y eficacia los pasos a seguir; hay que ‘enganchar’ al colegio, especialmente, al término de la escolaridad secundaria; resolver adecuadamente el asunto del financiamiento, recordando aquí que el empresariado quiere constatar en el egresado de la universidad habilidad para el trabajo en equipo, habilidad para la comunicación clara, precisa y fluida, así como la habilidad para la innovación, junto a una fortalecida ética y moral; por último, analizar y precisar con lucidez qué es lo que se hace, qué no se hace, qué se puede y debe hacer y lo qué hay que hacer consecuentemente.


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