miércoles, 1 de agosto de 2012

Niños abandonados sólo quieren tener padres


En lo que va del año, la Oficina de Adopciones en Arequipa ha entregado en proceso de adopción a trece menores. Actualmente existe otro grupo de diez niños que están en lista de espera; mientras que seis parejas de aspirantes asisten usualmente a los talleres de sensibilización esperando, con muchas ansias, tener por fin un niño entre sus brazos. 

Por Pilar Rivera Ramos 
Unos 35 niños, que por diferentes razones permanecen en el albergue de menores, están por ser promovidos en adopción, según informó la coordinadora de la Oficina de Adopciones de Arequipa, de la Dirección General de Adopciones, perteneciente al MIMP (Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables), Rocío Hidalgo Concha. 

En lo que va del año -dijo la especialista- esta dependencia regional ha promovido la adopción de trece niños, hombres y mujeres, que judicialmente fueron declarados en estado de abandono. 

Ahora –continúa- de estos 35 niños cuyas edades oscilan entre uno y trece años de edad, actualmente diez de ellos ya tienen listo su expediente para ser promovido en adopción, toda vez que el juez de familia ya dictaminó su estado de abandono y se mantiene la evaluación de los aspirantes. 

Al igual que estos menores, existen seis parejas de esposos que igualmente están en la lista de espera para poder adoptar a los menores y llevarlos a sus hogares, donde les deben entregar el amor y la familia que tanto necesitan. 

“La adopción es un derecho prioritario que tiene el niño para vivir en familia y en Arequipa, como en el resto del país, hay niños que no cuentan con este derecho, por lo que debemos promoverlos en adopción para lograr su integración a un nuevo núcleo que les garantice crecer y desarrollar un buen nivel de vida”, aseguró la especialista. 

Aclaró que los niños que van a ser entregados en adopción participan en un programa de adopciones prioritario denominado “Ángeles que Aguardan”, entre los que se consideran los siguientes grupos de referencia: niños con necesidades especiales o discapacidad física o mental, grupos de hermanos y grupos de adolescentes. 

A todos ellos, prioritariamente, la Secretaría Nacional de Adopciones los muestra como niños aptos para la entrega en adopción, pero que el problema -por así llamarlo- no es el tiempo que se utiliza para el proceso en sí -que no es lento ni burocrático, como comúnmente se le acusa-, sino a la evaluación a la que somete a la pareja de aspirantes (motivación real de los esposos). 

Esto sirve para determinar que en Arequipa existen más niños en lista de espera que padres aspirantes, por lo que se motiva a la ciudadanía que mantiene el anhelo de tener uno o varios hijos, analice la posibilidad de adoptar uno mediante este programa. 

CULTURA DE ADOPCIÓN 
Para la coordinadora, es muy importante que las familias que aspiren tener el beneficio de la adopción cambien su mentalidad y muestren su disposición de tener dentro de su familia a niños que necesitan de su amor y cuidado; es decir, que estén preparados para el rol adoptivo. 

Por ejemplo –cuenta– hace poco, un niño con necesidades especiales, que padecía de micro cefalea (trastorno neurológico en el cual la circunferencia de la cabeza es más pequeña que el promedio de edad del niño o niña) fue entregado en adopción, pero a una familia de Italia. 

Obviamente -prosigue–, en el nivel de prioridades se evalúa, en primer orden, a los aspirantes del país y luego a los extranjeros; pero dicha familia era la única que emocionalmente manifestaba su interés por el niño, “el menor se fue feliz con sus nuevos padres, y ellos sin menospreciar el cuidado especial que el pequeño va a requerir”, aseguró. 

DEMORAS JUDICIALES
Para ilustrar mejor esta premisa, narró también que muchas veces los aspirantes están a la espera del menor cuando lamentablemente el niño no puede ser declarado judicialmente en estado de abandono, por lo tanto, no procede la adopción. 

Contó que este fue el caso de otro niño que esperó por años que el juez de familia resolviera su caso para finalmente irse con su madre adoptiva. El niño conocía que iba a ser entregado en adopción y, mientras sus compañeros salían uno a uno en proceso de adopción, cada vez que veía al personal de la Oficina de Adopciones, el niño preguntaba “¿cuándo viene mi mamá?”. 

Lamentablemente, ante la ausencia de sus padres, un tío paterno afirmaba legalmente tener sus derechos sobre el menor; pero tras diez largos años, desistió judicialmente y nunca sacó al menor del albergue. 

A esa edad, el niño finalmente pudo ser entregado a los brazos de su madre. Fue un acto muy emotivo cuando se la presentaron, “la abrazó, la besó, como si todo ese tiempo realmente la estuviera esperando”. 

“Gracias a los talleres de sensibilización, las parejas van tomando conciencia de lo que quieren y lo que puede llegar a sus brazos. A los niños, por lo general, no se conoce su procedencia, pero son niños y, como tales, sólo quieren cariño y un hogar diferente al de un albergue”, añadió. 

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