Por Martín Zúñiga
Orlando Mazeyra es un joven narrador
arequipeño que tiene en su haber dos libros: “Urgente: necesito un retazo de
felicidad” y “La prosperidad reclusa”. Aunque es programador de sistemas, hoy
en día vive para escribir. Sobre este vicio y otros más, conversamos con él.
¿Cómo surgió esto de escribir en ti?
Escribo desde la secundaria. Lo hacía
en una vieja máquina de escribir de mi madre, y mi primera pasión fue el
fútbol. El fútbol argentino. Leía todas las semanas la revista El Gráfico de
Argentina, y cuando cotejaba con los medios locales, sentía mucha desazón, me
preguntaba por qué acá, más allá de nuestro balompié decadente, no se podía hacer
literatura. Es decir, yo encontraba literatura en las crónicas deportivas. Y
así empecé a escribir cuentos de fútbol. Así -creo- comenzó todo. Por eso quise ser
periodista e ingresé a Comunicación en la UNSA.
Hay una frase que dice que escribir sin publicar no es escribir. ¿Cómo
te animaste a sacar tu primer libro?
Creo que se escribe porque se quiere
compartir con los demás lo que uno crea. En 2007 ya había acumulado un buen
número de narraciones y envié mi mecanuscrito al editor de Bizarro, Max
Palacios, y terminamos publicando “Urgente: necesito un retazo de felicidad”.
Lo que más recuerdo de aquella experiencia fue la presentación del libro, donde
me reencontré con amigos de la infancia en Lima y cuando Oswaldo Reynoso leyó
mi microcuento “La talega”. El primer libro siempre es una experiencia
inolvidable.
Claro, es la experiencia que no se olvida, como el primer amor. ¿Cómo
te fue con ese libro?
Conocí, a la distancia, la sordidez
con la que se mueve el mundillo culturoso limeño. En las esferas culturales del
Perú, si eres amigo del enemigo de alguien, pasas como por arte de magia a ser
también su enemigo. Un absurdo. Y sentí que de alguna manera me utilizaron como
carne de cañón. Sin embargo, se dice –y se dice bien– que para el escritor no
hay “experiencia mala”. Y no puedo olvidar la recomendación que me dio Fernando
Ampuero: “No le hagas caso a los insultos de la blogósfera. El blog es de veras
un medio maravilloso, pero también un imán de infamias y sandeces. Si a
Shakespeare le hubiera tocado nacer en estos tiempos, lo más seguro es que hace
rato lo hubieran mandado a parir".
¿Y cómo ves la movida literaria arequipeña?
No estoy metido. Soy un escritor muy
insular. La publicación de mi segundo libro, La prosperidad reclusa, en
Cascahuesos, me acercó un poco a la movida local. Pero me alegra que aparezcan
más narradores para romper esa idea de que somos una “tierra de poetas”. Lo
mejor que tiene Arequipa son sus narradores Mario Vargas Llosa y Oswaldo
Reynoso.
¿Y desde el lado del público lector?
Creo que en Arequipa hay un gran público
lector de narrativa, el “problema” es que no corren el riesgo de leer a autores
nuevos a menos que vengan respaldados por premios de grandes editoriales. Hace
falta un plan lector regional que promueva a autores locales, algo así como lo
que hace Arévalo, pero en escala local, pues el “sillar” de la Biblioteca
Juvenil de Arequipa, ha sido sólo una buena intención.
Y más que sillar pareció un rocón.
Fue una pésima manera de aprovechar
una buena oportunidad para acercarse a los lectores escolares, y utilicé un
eufemismo al decir que fue una "buena intención".
Regresando a tu obra, ¿qué es lo que te inquieta o motiva al momento de
escribir?
Comparto la visión de MVLL: uno
escribe porque lleva una relación viciada con la vida. Algo en lo que también
insiste de una manera rotunda Sábato cuando dice que Dios no escribe ficciones,
nacen de nuestra imperfección, del defectuoso mundo en el que nos obligaron a
vivir. Yo entiendo la escritura de ficciones como un ajuste de cuentas con la
realidad, con la gente que (pre)siento que me hizo infeliz. Pero no sólo eso,
es un pretexto para intentar ponerte en la piel y en los zapatos de otros a
quienes quizá no entiendes. Pero todo se resume (o empieza) con la muerte.
Desde ahí parte la fractura con el mundo en el que me tocó vivir. No aceptar la
muerte como parte de la vida.
Perfil
(Arequipa, 1980). Ha publicado
ficción y no ficción en semanarios, diarios y revistas literarias como El
Malpensante, Hildebrandt en sus trece, Siete, El Pueblo, Ciberayllu, Cervantes
Virtual, El Hablador, Letralia, Hermano Cerdo, Punto en Línea, Badosa.com, ente
otros.
Dato
Lo mejor que tiene Arequipa son sus
narradores Mario Vargas Llosa y Oswaldo Reynoso.
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