No fue
operado oportunamente porque especialista pidió permiso.
Por Sharon
Castro Oxa
Elmer
Aguirre Ongora falleció el miércoles 27 de Junio a las diez y cuarenta y cinco de
la noche en la sala de emergencia del Hospital General Honorio Delgado Espinoza
minutos después de llegar en la ambulancia del Hospital Goyeneche, nosocomio
donde había sido atendido cuatro días atrás y donde no le detectaron la
apendicitis sino hasta el miércoles en la mañana, día en el que falleció porque
el médico cirujano y especialista de turno había pedido permiso.
TENÍA VIDA
POR DELANTE
Su más
grande sueño era ser futbolista y alcanzar el reconocimiento a nivel nacional;
así declaró para una entrevista en radio USMP de Lima en el año 2007; sus
posibilidades económicas, su talento y sus anhelos sólo le alcanzaron para
jugar en el equipo distrital de Cayma “Los Tigres”, al que representaba con la
camiseta número catorce en posición de delantero y en cuyos dirigentes lloraron
su partida. Este año terminaba su contrato en dicho conjunto deportivo. Según
Alonso Arque, uno de sus mejores amigos, a su edad el sueño de ser futbolista
daba un paso atrás para iniciar otro.
No tuvo la
oportunidad de seguir una carrera profesional, por ello su sustento económico
hasta sus 29 años de vida fueron el fútbol y su trabajo como conductor de un microbús
de la empresa Cotaspa. Desde este año había tomado la firme decisión de ahorrar
hasta su más pequeño céntimo para comprarse un carro Tico y, así, generar sus
ingresos económicos de forma independiente. Mas gracias a las falencias del
personal del Hospital Goyeneche, no pudo completar su deseo.
CAMINO A LA
MUERTE
La muerte de
Elmer Aguirre, para todos sus familiares y amigos, fue inconcebible. Ninguno de
ellos imaginó que las nauseas, fiebre y dolores abdominales con los que ingresó
al nosocomio de la avenida Goyeneche el sábado 23 de junio pasado lo llevarían
a la muerte; peor aún cuando María René Cruz Bueno, médico internista, lo diera
de alta al día siguiente, aduciendo que el paciente ya estaba mejor y que sólo
por insistencia de una cuñada del convaleciente ordenó que antes de enviarlo a
casa le colocaran suero.
Según el director
del Hospital Goyeneche, Roberto Marcelino Orta Barreda, María René Cruz Bueno
no es médico internista como se lee en el sello de la receta que dio al
paciente, sino que cumple la función de asistente. “Extraoficialmente” nos dijo
que el día 23 de junio, René Cruz le habría diagnosticado enterocolitis.
Ya en casa,
Elmer Aguirre no mejoraba, sino -por el contrario- su organismo no toleraba
comidas ni agua, los dolores se hacían más intensos e insoportables, por ello
Janeth Alegría Soto lo llevó por segunda vez al hospital el miércoles 27 de junio
a las nueve de la mañana, solicitando una consulta externa, pero de inmediato
lo enviaron a emergencia, donde se sospechó que padecería de un abdomen agudo.
Durante las
siguientes horas, Elmer pasó por todos los análisis, el examen de riesgo
quirúrgico y el proceso anestesiológico,
mientras los familiares estuvieron al tanto de los medicamentos y pagos
respectivos. Según el médico Orta, diagnosticar una apendicitis no es tan
sencillo como parece, “es todo un reto y peor aún cuando se ha medicado con antibióticos,
porque aparentemente hay mejoría, pero de pronto se sufre un shock séptico, en
que se perfora el apéndice y compromete otros órganos como riñón, pulmón, corazón
y se produce la muerte”, explica, agregando que la posibilidad de salvar la
vida depende de la agresividad de la lesión y el estado de defensa del
paciente.
CULPABLES E
IRRESPONSABLES
Elmer
Aguirre perdió la vida por una irresponsabilidad, y no porque tanto él como su
familia hayan acudido al sanatorio cuando todo ya estaba perdido, tuvieron el
tiempo suficiente para detectar el problema en su salud y curarlo, pero no sucedió
así. El día miércoles, minutos después de las diez de la noche, Norma Aguirre Ongora llegaba para dejar una
frazada a su cuñado y se encontró con su hermano listo para ser trasladado en
la ambulancia del Goyeneche al Honorio Delgado Espinoza, no le dieron más
respuesta que la de “no hay médico que lo opere”, y que inmediatamente debía
pagar los derechos que, por el ajetreo, ella ni recuerda que pagó.
Firmaron el
traslado el sub director del hospital, el jefe de guardia y el médico de
medicina general de turno; Norma no se opuso porque entendió que era grave;
pero tanto ella como su cuñado Ventura Aguirre aseguran que Elmer, durante el
trayecto al otro nosocomio, no contaba con suero ni oxígeno, a los que antes de
subir a la ambulancia sí estaba conectado.
El médico
que debió operar al paciente fue el Dr. Sosa. Según Roberto Orta, este habría
pedido permiso a Freddy Ticona, jefe de guardia de aquel día que debió haber sustituido
en el programa a Sosa por otro médico que pudiera cumplir sus funciones; pero
no fue así. “Es una eventualidad, hubo falla administrativa y será sometido a
un proceso administrativo”, explica Orta, agregando que la máxima sanción es la
destitución del cargo.
RESPUESTAS
EN EL AIRE
Las
investigaciones recién empiezan. Hasta el cierre de esta edición, la familia de
quien en vida fue Elmer Aguirre Ongora aún no había denunciado el caso ante el Ministerio Público,
pero esperan saber por qué tuvieron que pasar cuatro días para recién detectar
la enfermedad, por qué su hermano tuvo que esperar el miércoles hasta las diez
de la noche para que le asignen un médico que lo opere y que no se cuente con
dicho especialista.
Para los
arequipeños: ¿Cuántas
personas pierden la vida a diario por irresponsables actos en los hospitales de
la ciudad?
DATO
Trascendió
que el caso de la semana pasada se dialoga en la Gerencia Regional de Salud,
junto con los involucrados de los hospitales Goyeneche y Honorio Delgado
Espinoza.
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