La Fiscalía de
Mollendo ubicó al acusado de abusar de su hijastra y mantuvo información de
captura en reserva hasta último momento por temor a que custodios corruptos de
esa ciudad ayuden a huir a sujeto a cambio de una coima.
Por Oscar Alanya
A.
Los fiscales de la Fiscalía Corporativa
de Islay, cada vez que concluyen una investigación y deben solicitar el apoyo
de los efectivos de la comisaría de Mollendo para detener a un acusado de
homicidio, robo, asalto o cualquier otro delito penado con cárcel, lo piensan
dos veces.
Deben analizar
la situación, puesto que si ponen sobre aviso a los custodios de la dependencia,
la probabilidad de que una captura se produzca es reducida o casi nula. Pero, ¿por
qué?, se preguntaría más de uno. La razón es simple de explicar. Para todos en
Mollendo –incluyendo a los fiscales del Ministerio Público- no es un secreto el
que varios de los policías de su principal comisaría acepten coimas, que por un
poco de dinero ayudan a cualquier delincuente a evadir la justicia.
Una prueba de
esa realidad fue lo ocurrido 20 de mayo de 2011, día en que el SOT3 PNP Félix Jara de la sección de
homicidios del Departamento de Investigación Criminal (Depincri) murió
asesinado de tres balazos por Ángel Moisés Salas Cruz (36) alias “Diablo”.
Según trascendió,
el peligroso delincuente buscado por asaltos y asesinatos fue avisado por
efectivos de la comisaría de Mollendo que los custodios del Depincri irían a
buscarlo a su casa. Por eso, al ver llegar a los policías, este no dudó en
disparar, matando a Félix Jara.
Esa y otras
evidencias obligaron a un fiscal de Islay a ubicar por sus propios medios a
Luis Nanfaro Pérez (52), sujeto acusado de violar a una niña de siete años, y
no requerir sino hasta el último momento la ayuda de la Policía , por temor a que
este fugue ayudado por un mal efectivo.
TRABAJO A ESCONDIDAS
En agosto de
2011, el fiscal adjunto de la
Fiscalía Corporativa de Islay Dr. César Salas terminó una
investigación sobre el presunto abuso al que habría sido sometida una niña de siete
años entre abril y octubre de 2010, presuntamente por Luis Nanfaro Pérez (52),
pareja sentimental de su madre.
El individuo que
laboraba en una conocida panadería de Mollendo, para satisfacer sus enfermizos
deseos sexuales, aprovechaba cuando su conviviente afectada por un cuadro de
diabetes crónica iba a un hospital a tratarse.
Con el relato del
abuso dado por la niña a un psicólogo y pruebas físicas que confirman que la
pequeña fue ultrajada, por procedimiento el Fiscal debió solicitar una orden de
captura al Juzgado de Investigación Preparatoria de Islay y esperar a que la Policía ubique y detenga
al imputado.
Sin embargo, no
procedió así. Semanas antes de terminar sus pesquisas, el Dr. César Salas
recibió información de que un efectivo de la comisaría de Mollendo donde se
desarrolló parte de la investigación buscó a Luis Nanfaro y le habría prometido,
a cambio de dinero, que le avisaría cuando la orden de captura fuera emitida,
para que pueda escapar.
Ante la
posibilidad de que la información fuera real, el fiscal solicitó al juez de Investigación
Preparatoria emitir la orden, pero no enviarla a la
Policía , para evitar que el sujeto huyera. La solicitud fue
aceptada por el magistrado del Poder Judicial.
Apoyado por
personal de la Fiscalía Corporativa
de Islay, el fiscal Salas logró
finalmente el 8 de octubre ubicar al sujeto en la panadería situada a una
cuadra de la plaza principal de Mollendo. Sólo en ese momento solicitó el apoyo
de la Policía.
Se trasladó a la
comisaría de Mollendo, donde pidió el apoyo de dos custodios sin explicar qué
tipo de operativo realizarían. Incluso pidió a los dos efectivos que dejaran sus
celulares antes de salir de la dependencia, como medida de seguridad.
CAPTURA ENCUBIERTA
Para consumar la
detención de Nanfaro Pérez que podría cumplir una pena de cárcel de cadena perpetua
al ser hallado responsable, uno de los dos policías vestidos de civil se acercó
a la panadería y preguntó por él. A media cuadra, el fiscal observaba la acción
y el otro policía uniformado fingía patrullar.
A pesar de la
estrategia, el presunto violador no tardó en reconocer al policía y, sin salir a
la puerta del local, preguntó qué quería. Este sabía que aunque el custodio
tuviera en su poder una orden de captura, este no podía ingresar a la vivienda
sin autorización y detenerlo sin quebrantar las normas.
Sin embargo, al
oír al efectivo decirle que había ido a visitarlo para ayudarlo, este abandonó
el resguardo de la vivienda y salió a la calle. En ese momento, el Fiscal se
paró en la puerta de ingreso de la casa y el custodio uniformado tardó sólo
unos segundos en llegar al lugar y, junto a su colega, completar la captura.
Actualmente el
acusado de violación está recluido en el penal de varones de Socabaya con una
orden de detención preliminar de nueve meses, mientras el juicio oral en su
contra que se inició semanas atrás continua.
Los magistrados
del juzgado colegiado “A” de la Corte
Superior de Justicia de Arequipa (CSJA), decidirán si su
castigo debe ser pasar el resto de su vida recluido en una cárcel, por el
delito de violación.
DATO
La violaciones
contra la niña que ahora tiene nueve años ocurrieron en una vivienda de la
Asociación de Vivienda de Interés Social “Los Pinos”, donde la pequeña residía
con su madre y hermana de seis años.
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